No sé si por tradición o ignorancia, desde pequeños, vivimos con la creencia de que los bienes (inmuebles, productos financieros, joyas, etc.) de nuestros padres nos pertenecen. Nada más lejos de la realidad.
Esta “insana” creencia nos lleva a actuar con egoísmo y, por qué no decirlo, con una falta de respeto hacia nuestros progenitores, en muchas ocasiones, sorprendente.
Nuestros padres, desde que nacemos, procuran que nunca nos falte de nada (y no me refiero solo a cosas materiales). Han creado un patrimonio, en la mayoría de los casos, para procurarnos un futuro, pero eso no nos da derecho a “apropiarnos” de sus bienes.
La herencia (del latín haerentia) es el conjunto de bienes, derechos y obligaciones que, cuando una persona fallece, transmite a sus herederos. En nuestro ordenamiento jurídico existen los herederos forzosos que están protegidos por lo que llamamos legítima.
Los hijos son herederos forzosos, por ello, tenemos la creencia, o en muchos casos, la certeza de que todo lo de nuestros padres es nuestro “por derecho”. Esta creencia o certeza es el mayor error que podemos tener, además, de crear un sinfín de conflictos entre hermanos.
Lo que voy a decir parece lógico pero no lo es: “los bienes de nuestros padres son única y exclusivamente propiedad de ellos”.
Los bienes se transmiten por herencia “mortis causa” e “inter vivos” por donación o venta, pero no por el simple hecho de ser hijo.
En mi opinión, las legítimas favorecen a la existencia de la creencia o certeza de que todo lo de nuestros padres es nuestro, incluso con independencia de cómo nos comportemos con ellos. Si nuestros padres son libres de hacer con sus bienes lo que quieran en vida (y no tiene por qué mantenerlos para que nuestra herencia sea cuantiosa), porque así lo dice nuestro ordenamiento jurídico, con más razón aún, deberían de serlo para decidir que pasa con sus bienes cuando fallezcan.
Como dijo el poeta italiano Leon Battista Alberti: “El mejor legado de un padre a sus hijos es un poco de su tiempo cada día”.
Maite Sancho. Letrada en Pedrós Abogados.